AMOR EN BLUES

Por: Oscar Salcito Dibujo: Marco Sachi (Tanti)

Oscar Salcito

Ensayista y escritor, es autor de un ensayo histórico: “Brochero, la historia oculta” (editorial El Escarabajo Azul, 2017), y publicó una novela corta en 2019: “Cuando hablan los vientos” (Nodo Ediciones). Fue columnista de la Revista “Haciendo caminos”, y codirector de la Revista “Ecos de mi pueblo”. Autor de Cenizas de sangre, premiado al mejor cuento de Humor Cordobes. Socio Fundador de la Biblioteca popular “Rosa A. de Molina”

febrero 28, 2025

Por: Oscar Salcito
Dibujo: Marco Sachi (Tanti)

Volando con el humo los pensamientos se iban pegando al vidrio como se pegan al viento las nostalgias. Tomé el último trago. Desde la ventana del bar se entrecortaba el paredón de la estación. Fue allí que nos dimos el primer beso.

Garabateé en ese vidrio empañado un corazón mientras la lluvia esparcía soledades. Me atraparon los recuerdos, esa misma estación y el mismo tren del que bajó, el abrazo fuerte seguido de un beso donde nuestros mundos se fusionaron.

Sus labios pegados a los míos daban luz a un universo, aparecían en el proscenio arlequines y magos, planetas y estrellas fugaces, que iban danzando al ritmo de los latidos.

Una bocanada desdibujó el corazón en la ventana y así pasaban las horas, hasta que alguien introdujo en el tocadiscos la ficha mágica. De pronto, cuando la púa comenzó a surcar las melgas del vinilo, un blues nació de sus entrañas.

Entonces, como por arte de magia, la luz de la estación se encendió. La figura del tren se acercaba lenta, y su mano me saludaba desde la ventanilla y todo cobró vida de repente.

Todo, hasta que el blues dejó de sonar. El corazón de la ventana se iba borrando y la estación volvía a su penumbra nocturnal. El tren se esfumó cómo si nunca hubiese estado. Pedí otro trago.

Traté de adivinarla. Encendí otro cigarrillo ante un cenicero colmado. La lluvia, música incansable que golpeaba hasta el alma, era en cada gota un acorde triste. Todo se resquebrajaba al igual que el corazón en ese vidrio solitario.

Todo, hasta que nuevamente una ficha hizo sonar el tocadiscos. El mismo blues que tanto nos gustara, y se encendió el andén, el tren reapareció en las vías, que lo traían lento, apacible, y vi su mano saludar desde una sonrisa.

Dejé unos billetes en la mesa. Me apuré a salir antes que acabara la música y se rompa el hechizo. La lluvia acarició mi cara, y en esa posibilidad infinita de un instante, nos abrazamos, nos dimos un beso, y volamos hacia las galaxias.

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2 Comentarios

  1. Ana Fabiola

    Siempre sorprendiendo mí querido Oscar felicidades!!!

    Responder
    • OSCAR SALCITO

      Hola Ana, querida. Me alegra mucho que te sorprenda jajaja. Te mando un fuerte abrazo

      Responder

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